Cuando proyectamos en nuestra mente la imagen de una flor, lo primero que nos viene a la imaginación es una rosa, concretamente una rosa de color rojo. Este tipo de flor predomina en el imaginario popular como un símbolo de amor y felicidad, entre otras cosas.
En nuestros días las rosas rojas siguen conservando un alto valor simbólico y son el regalo u obsequio perfecto para multitud de ocasiones, como por ejemplo:
Lo normal para una flor de este tipo es que mantenga todo su esplendor durante aproximadamente una semana. Sin embargo, puedes hacer que su duración sea mayor llevando a cabo un cuidado apropiado de ella.
Lo primero que debes hacer es podarla con cuidado para quitarle las espinas, luego la colocarás en un vaso con agua y la rociarás con con agua pulverizada. Debes asegurarte de cambiar el agua cada dos o tres días, y si además quieres maximizar su duración puedes añadirle al agua algún alimento para plantas que mantenga sus nutrientes a un nivel óptimo.
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Podemos encontrar esta flor como principal símbolo de dinastías reales inglesas como La Casa de Lancaster, fundada en 1267, o como símbolo del socialismo democrático, aludiendo a la teórica marxista Rosa de Luxemburgo.
Existen muchas leyendas que aluden a su origen. Las rosas rojas tienen un origen mitológico que se remonta a los tiempos de la antigua Grecia. Algunos dicen que fue Afrodita, la Diosa del amor, derramando lágrimas junto con la sangre de su amante Adonis, lo que hizo que brotaran de color rojo, y otros que fue cupido disparando por error a una plantación, lo que hizo que brotaran espinas con las que Afrodita se pinchó derramando la sangre que le dio su color rojizo.